Estamos especializados en viajes a medida y combinados por América con gran experiencia en Lunas de miel y escapadas en familia por USA, Canadá y Caribe.
Como asesores de viaje, te asesoraremos sin compromiso ya que este es nuestro mayor pilar como agencia cercana (qué ver en cada lugar, consejos de viaje, como combinar destinos…) estamos a tu disposición para resolver cualquier duda y ayudarte a organizar un viaje inolvidable.
Nuestro viaje ha sido inolvidable. Ya de entrada fuimos en familia, nosotros dos y mis dos hijos, los cuales repetirían sin lugar a dudas ya que les encantaron los destinos. Nuestra primera parada fue en Nueva York. Una ciudad que nos dejo impresionados, sus museos, edificios, enormes avenidas, monumentos y ver esa ciudad que nunca duerme.
Recomendaríamos el Tour de Contrastes para poder conocer la ciudad de norte a sur con sus gentes y diferentes barrios. La segunda parada fue en Orlando donde visitamos Walt Disney World y Universal Orlando donde quedamos impresionados por sus preciosos parques. Días cansados pero… muy disfrutados.
Nos gusto mucho todo y es muy recomendable para ir en familia. Seguir leyendo «Familia Sánchez Ramírez»
Para empezar a describiros nuestra increíble experiencia os diría como Joaquín Sabina en su canción, “Tardaremos en olvidarla, 19 días y 500 noches…” Empezamos saliendo desde Madrid hacia New York, nueve horas de vuelo sí, pero la recompensa llegó cuando nos recogieron y nos llevaron a la ciudad. Impresionante, magnífica e inigualable son los adjetivos con los que categorizamos Manhattan. La ruta del alto y bajo Manhattan; el bajo Manhattan cogiendo el Ferry y llevándonos a Long Island para contarnos un poco la historia y poder divisar la estatua de la Libertad más de cerca; el autobús de las luces… y por último; la excursión de los contrastes son unos imprescindibles si tienes pocos días en esta maravillosa ciudad, además de comer perritos callejeros y todos los tipos de hamburguesas que puedas de los distintos sitios de comida (entre ellos destacar Black Iron Burger, la peña bética de NewYork).
Después de cinco días volvimos al aeropuerto, esta vez para darle un contraste más a nuestro viaje, trece increíbles días nos esperaban en Costa Rica. País que nos sorprendió en todas las paradas que hicimos sin excepción alguna. San José, ciudad que no duerme, haciendo noche en el Hotel Presidente, sorprendente hotel en un entorno inesperado. De ahí nos recogieron para ir a Tortuguero (zona del caribe), parada realmente obligatoria si vas a Costa Rica. Se trata de un pueblo que se tiene que acceder por el agua (mediante barco, lancha) y posee una serie de hoteles en los alrededores, concretamente el nuestro “Pachira Lodge”. Destacar los guías, de diez, sobretodo Luis Miguel, una persona totalmente involucrada en enseñarnos la multitud de animales/insectos que hacen vida en el entorno del hotel, al igual que su flora y los alrededores de éste. Allí pudimos ver los delfines, muchos tipos de aves a cual más pintoresca, tucanes, monos, iguanas e incluso algún que otro caimán en nuestra salida en lancha por el Parque Nacional de Tortuguero. Además nos enseñó el pueblo, contándonos tanto su forma de vida como enseñándonos las tortugas marinas rezagadas en la arena las cuales se podía intuir cómo iban a ser devoradas en cuestión de horas por las aves que sobrevolaban la zona. De ahí y después de tres días increíbles nos adentramos en la zona interior de Costa Rica, La Fortuna o como lo conocemos los turistas: el Volcán del Arenal. Imprescindibles en la zona; la Catarata de la Fortuna, en la que uno se puede bañar eso sí, con un buen calzado y con precaución después de bajar unos 500 escalones y pasar por medio de una increíble vegetación; unas buenas vistas del Volcán, que está considerado como activo aunque no despierta desde hace unos años; y las aguas termales. Nosotros tuvimos suerte que en nuestro hotel (Hotel Arenal Paraíso Spa & Resort) contábamos con aguas termales, por lo que la estancia fue aún más agradable si cabe. Algo curioso es la presencia de las iguanas en todo el entorno del hotel. Tercer destino costarriquense: Monteverde o Santa Elena como realmente se llama el pueblo. Llegamos eso sí, después de un camino de unas cuatro horas empedrado y lloviendo, pero es la única forma de acceder al pueblo. Aquí lo más destacado son las actividades que se pueden realizar, mucha vegetación y un clima más inestable que en el resto de lugares, pero muy recomendable para estar en contacto con la vegetación. Actividades como los puentes colgantes (totalmente recomendable), tirolinas (si eres atrevido, este es el lugar para hacerlas y poder divisar toda la naturaleza que rodea la zona), excursiones para adentrarse en los mariposarios, ver la cantidad de colibrís y reptiles que presenta el entorno, y realizar excursiones para ver la elaboración del café, chocolate y caña de azúcar (son famosas dos empresas familiares que explican todo el proceso e incluso llegas a realizar las técnicas que emplean con pequeñas degustaciones, una especializada en el café que es realmente lo que se elabora en Monteverde, como lo es “El Trapiche” y otra especializada en el chocolate como es “Don Juan”). Por último nuestro viaje terminaba en Guanacaste concretamente en Tamarindo, playa muy concurrida para la gente que le gusta el surf. Aquí de nuevo, la fauna es sorprendente, tucanes, iguanas de todo tipo y colores haciendo su paseo por el alrededor de la piscina una vez llegado el mediodía y mapaches que hacían su aparición al caer la noche en busca de comida. Sin duda un viaje en el que buscábamos un contraste de lugares y ¡vaya si lo hay! Una impresionante ciudad llena de rascacielos llena de multitud de culturas y gente, con la naturaleza ofrecida en Costa Rica, la cual es única y muchas veces indescriptible, así como la ejemplar amabilidad de la gente del país. Seguir leyendo «Olimpia y Manuel»
Nuestras vacaciones de este verano han sido increíbles. Todo comenzó a la llegada del aeropuerto de Nueva York, es ahí donde ya sentíamos la magia de todos los acontecimientos inolvidables que nos esperaban. En el trayecto del aeropuerto a Manhattan viendo ya los numerosos he impresionantes rascacielos nos sentíamos como en un sueño del cual no queríamos despertar. Nuestro hotel Paramount en pleno Time Square era maravilloso, un hotel muy bonito, moderno con un buen desayuno y habitaciones comodísimas. Siempre que salíamos de el, era como un chute de energía ya que Time Square es un no parar de personas,… cada una con una historia distinta, siempre lleno e impresionando con sus pantallas. La noche del 4 de Julio con sus fuegos artificiales desde el puente de Brooklyn, el paseo nocturno en bus, cruzar el puente de Brooklyn a pie, el tour de contraste donde conoces varias culturas en nada de tiempo, la pequeña Italia, Chinatown……no hay nada que no merezca la pena. Si tengo algo que destacar, es el tour en helicóptero, no se puede describir con palabras, es una emoción observar los rascacielos desde el cielo, pasar por alrededor de la estatua de la Libertad en este momento te sientes la protagonista de una película. En cuanto a la comida, todos los restaurantes recomendados por la agencia han sido pleno existo, comida puramente newyorquina. Tengo que destacar el restaurante Dos caminos en Time Square, un muy buen restaurante de comida Mexicana, decorado al más puro estilo. Si eres fan de las marcas, no puedes dejar de pasar tu visita al centro comercial Woodbury, es un centro comercial al aire libre enorme donde se encuentran tiendas de todas las marcas conocidas a muy buen precio, a parte, si quieres comer allí, cuentan con una variedad de puestos de comidas de todas las nacionalidades. Tras pasar unos días de pleno movimiento, volamos hacia Riviera Maya. Nuestros días allí han sido totalmente relajantes, el hotel Barcelo no podía ser mas bonito, la variedad de restaurantes para poder ir a cenar, la calidad de las comidas en el buffet, sus piscinas, jardines…. En fin un viaje de ensueño confeccionado como siempre al detalle… Seguir leyendo «Familia Narbona»
Nuestro viaje empezó poco antes de acabar 2019. Empezaríamos nuestros locos años veinte a quince horas de nuestra amada Madrid. Los ocho ya estábamos inmersos en una nueva aventura rumbo a la Costa Oeste de Estados Unidos, para recorrer un tramo de la mítica Ruta 66. La primera parada: San Francisco. Quién no ha oído hablar de ella. Las series de los ochenta estaban plagadas de imágenes de sus empinadas calles y sus icónicos edificios. Y así es. No decepciona. Es preciosa, de esos lugares llenos de magia y en los que no te importaría quedarte una temporada. Sus aceras… brillan de limpias, sus gentes son acogedoras y amables y en cada rincón descubres cuánto te gusta. Cruzamos el Golden Gate (hicimos una excursión específica en la que también veíamos Sausalito y el parque de las secuoyas, ahí tengo que reconocer que el tiempo nos jugó una mala pasada y la lluvia nos impidió disfrutar todo lo que esperábamos, pero qué es una aventura sin alguna sorpresa inesperada?) También visitamos Haight-Ashbury , epicentro del movimiento hippie en los años 60.
Estuvimos en el barrio de Nob Hill, cerca del downtown, con sus famosas y empinadas cuestas, como Lombard Street, y en dónde pueden verse sus típicos tranvías: En el sorprendente Palacio de Bellas Artes, en el distrito de la marina, un curioso edificio de estilo neoclásico. En Fisherman’s Wharf, en el muelle pier 39, donde vimos a varias decenas de leones marinos sestear perezosas y por supuesto en Chinatown, donde tuvimos la suerte de ver los ensayos de sus “dragones” para en año nuevo chino) San Francisco es una ciudad rica, y eso se nota, por eso choca ver las inmensas bolsas de pobreza. Los Homeless (personas que viven en la calle) son demasiado frecuentes, siempre pacíficos, pero no por ello, menos dolorosos a los ojos del viajero. Dentro de nuestros planes, estaba visitar Yosemite, pero los hados se conjuraron contra nosotros: no encontramos ningún coche para alquilar y el parque estaba cerrado por el mal tiempo, en fin, habrá que volver!! La siguiente parada, fue Lós Ángeles. Y, qué queréis que os diga, ya desde el avión (el medio que elegimos para llegar) te deja sin palabras. Es una ciudad inmensa, casi infinita. Ahí eres consciente de que las dimensiones en América no tienen nada que ver con las de Europa. Tuvimos que coger un autobús en el aeropuerto para ir al lugar donde recoger el coche, o mejor dicho furgoneta de 15 plazas!!, ya os he dicho que aquí todo es a lo grande. Los Ángeles es una ciudad que ha crecido a lo ancho. Los edificios no superan, salvo en el corazón de la ciudad, las cuatro plantas y se extiende casi me atrevería a decir, hasta el infinito y más allá. Os confieso que fueron dos cosas las que más nos llamaron la atención: las pocas personas que pasean por sus calles y la inmensa cantidad de sin techo que la habitan. Todo ello contrasta con el mítico paseo de la fama en dónde nos pudimos fotografiar junto a las estrellas de todos nuestros ídolos del cine y ver los maravillosos lugares llenos de glamour que se ven en cada gala de Hollywood. Y cómo no, subir al observatorio Griffith, ver de lejos el mítico cartel blanco y contemplar el skyline de una ciudad capaz de ser decorado de películas como La la land o Rebelde sin causa… Disponer de un vehículo es estupendo! Las carreteras son buenas y tienes libertad para curiosear y disfrutar a tu aire. Y entre las cosas de las que pudimos disfrutar fue de sus playas en el Pacífico. Los más valientes del grupo hasta se bañaron y todos nos enamoramos de la maravillosa puesta del sol desde Santa Mónica!! Nuestra siguiente parada era Las Vegas, pero pudimos tomarnos nuestro tiempo por el camino. Visitamos un auténtico pueblo minero, comimos en la genuina Peggy Sue’s (qué rico todo, por favor) , paramos en la presa Hoover, y nos imaginamos ver a Superman sobrevolándola. Y ya sin sol, llegamos a Las Vegas. Íbamos a pasar solo una noche y partíamos muy temprano al día siguiente para el Gran Cañón, por eso os hablaré después de ella. Ver el Gran Cañón del Colorado te deja sin palabras. Estaba nevado, vimos atardecer. Su belleza y majestuosidad es tal que realmente te sobrecoge. Nadie está preparado para lo que se ve y se siente, por muchas imágenes que hayas visto. Te aseguro que te quedas sin respiración. Esa noche dormimos en el hotel Confort Inn Near Grand Canyon, en Williams. Volvíamos del Gran Cañón, con mucho frío, habíamos estado a varios grados bajo cero, todo nevado y al llegar nos ofrecen poder disfrutar de una piscina de agua caliente y un jacuzzi. Casi nos derretimos de gusto!!!! (un apunte, nuestra experiencia nos ha enseñado a llevar siempre en la maleta un bañador y unas chanclas para poder disfrutar de sorpresas como esta) Y al día siguiente, volvimos a Las Vegas. Estábamos alojados en el hotel Luxor temática egipcia. Cuando entramos desde el párking y vimos el hall, también perdimos la respiración. He visto aeropuertos con menos mostradores que la recepción del hotel y menos colas. Mirases donde mirases había máquinas de todo tipo con luces, colores y sonidos varios. En este hotel y en todos. Hasta en el aeropuerto!!! Como eran las fiestas navideñas, todos los hoteles que visitamos estaban adornados con esa temática, pero una vez más debo reconocer que allí, todo es a lo grande: un trineo de Santa Claus de cuatro o cinco metros de altura. El espectáculo del hotel Bellagio, donde las fuentes, al rimo de la música, lanzan el agua a tal altura y con tanta fuerza que te impresiona que no te salpique, hasta que eres consciente que el estanque en el que está tiene dimensiones pantagruélicas, las capillas para celebrar bodas (incluso dentro de algunos hoteles) o las decenas de limusinas que transitan por sus calles. Y qué decir de sus outlets donde las compras son una auténtica tentación. No me extraña que sea tan popular: “lo que ocurre en HV Las Vegas, se quede en Las Vegas”. Y, como todo llega a su fin, nuestra maravillosa aventura también. Y tras otras quince horas de viaje, Madrid nos volvió a acoger como solo nuestra ciudad sabe hacerlo y más en la mágica noche de Reyes. Habían pasado diez días desde nuestra salida y la sonrisa que nos acompañó durante nuestro periplo americano aún nos dura… Seguir leyendo «Magdalena Moreno»
Teníamos mucha ilusión con este viaje, desde el primer momento teníamos claro los destinos, de nuestra Luna de miel. Nuestra primera parada.
San Francisco, una ciudad con muchísimo encanto, quizá la ciudad más interesante que visitamos. Desde todos los puntos de la ciudad podíamos contemplar unas vistas increíbles, una mezcla especial con su bahía, puentes y sus edificios más altos. Visitamos de cerquita el puente Golde Gate. Disfrutamos mucho con el paseo en el mítico Cable Car, paseamos por los muelles, vimos San Francisco desde la famosa Coit Tower, bajamos por la famosa calle Lombard Street, en definitiva es… una experiencia inolvidable. Lo más impactante que visitamos fue Alcatraz, unos 10 minutos en barco, pero fue como trasladarte al pasado, ver cómo vivieron los presos de esa época y como escaparon de la cárcel de máxima seguridad de EEUU en aquellos entonces. Fue alucinante. Luego pusimos rumbo a Parque Nacional Yosemite, eso sí que es digno de ver, la verdad que nos sorprendió muchísimo, más de lo esperado. Tiene unas cascadas preciosas, unos paisajes de postal. Una auténtica maravilla. En el camino visitamos un pueblo llamado Bodie, en mitad del desierto, con un calor asfixiante y al pie de unas montañas aisladas, empezamos a visitar este histórico pueblo minero que en la actualidad se ha transformado en un “pueblo fantasma” convertido en atracción turística. Nuestro siguiente destino Las Vegas.
Es la capital mundial del entretenimiento y del lujo, un verdadero parque de atracciones para adultos. Un viaje a Las Vegas no defraudará a nadie, aunque el calor asfixiante del desierto marca un poco esta ciudad. Allí visitamos todos los hoteles y vimos todos sus espectáculos. El gran casino MGM fue espectacular, el musical en la fuente de hotel Bellagio, el volcán del hotel Mirage, el espectacular Caesar Palace, hotel París… Si has visto bastante cine, todo te recordará a esas películas que tanto nos han divertido. Tras 2 días de estancia en Las Vegas, pusimos rumbo hacia El Gran Cañón del Colorado.
Desde Las Vegas hasta El Grand Cañón, decidimos ir por la parte de Ruta 66. Alucinamos un montón, visitamos pueblecitos, gasolineras, barberías, y áreas de servicios de aquellos tiempos. Está todo tan bien conservado que parece que estábamos en aquellos años… El Grand Cañón es una de las visitas imprescindibles dentro de la ruta por la costa oeste de EEUU. Hay varias formas de ir nosotros la hicimos con los buses que ofrece el parque. Por supuesto no te puedes perder ni el atardecer ni el amanecer, son 2 estampas dignas de ver, merece la pena madrugar. Tras un día fabuloso en el Cañón, ponemos rumbo a Los Ángeles. Los Ángeles en verdad nos defraudó un poco, quizás su tráfico y lejanía de los puntos más interesantes de la ciudad nos agobio un poco, pero fue bonito todo lo que visitamos, paseamos por el Pier Santa Mónica, por el paseo de las estrellas de Hollywood y el teatro chino, vimos el lujoso barrio de Berbely Hill…
Pero lo más espectacular de Los Ángeles fue la visita a Universal Studios, no puedes irte de Los Ángeles sin antes visitar dicho parque, fue lo que más nos encantó, sobre todo el tour en bus por donde se graban las películas, aunque no se queda atrás el colorido mundo the simpsons HarryPotter, Transformer, Jurassic Park, etc… Después de todo esto, pusimos rumbo al paraíso, la Riviera Maya. Un espacio de paz y tranquilidad, con sus playas de agua cristalinas. Después de más de 10 días de intenso turismo por la costa oeste de EEUU, necesitábamos relajarnos un poco y descansar. Además de estar todo el día de la playa al chiringuito y viceversa, decidimos hacer una visita a las ruinas mayas, al pueblo de Chichen Itza. En verdad es digno de ver, aunque con la humedad del 90% es difícil visitar nada, hacía muchísimo calor. Tras una semana en Riviera Maya, vuelta a España y a la realidad… Seguir leyendo «Domingo y Mari Carmen»