Nuestra luna de miel comenzó en San Francisco, una ciudad con mucho encanto, en la que pudimos disfrutar de Alcatraz, montarnos en el Cablecar y vivir el ambiente del Pier39. También disfrutamos de un tour guiado donde el Golden Gate nos impresionó. Disfrutamos de los homeless, aprendimos a convivir con ellos y sobre todo a entender el porqué de su presencia. Los Ángeles nos resultó una ciudad inmensa, aunque el Paseo de la Fama nos decepcionó quizá porque esperábamos que fuera una avenida enorme y no fue así, aunque siempre e divertido hacerse una foto con alguna estrella. Disfrutamos mucho de la visita al Staples Center porque Isaac es amante del basket, una pena que no fuera temporada y pudiéramos ver un partido. Visitamos Santa Mónica, donde nos transportamos a Vigilantes de la Playa, pero en realidad no nos aportó mucho más. Destacaríamos la visita a Universal Studios…..fue un completo sueño!!! La pena fue las colas que había que esperar, pero aun así disfrutamos mucho de los estudios y de ese inmenso donuts rosa o la Duff de Los Simpson que todavía hoy recordamos.
Las Vegas era el destino del que menos esperábamos y realmente nos sorprendió muchísimo, de día pudimos visitar los hoteles y de noche el ambiente era espectacular, jamás olvidaremos lo que sentimos viendo las fuentes del Bellagio que si no hubiéramos tenido que madrugar hubiéramos visto embobados durante horas. Visitamos el Gran Cañón y la verdad es que nos quedamos algo decepcionados, pese a que las vistas eran impresionantes y el vuelo en avioneta para mi fue tan fantástico como para Isaac angustioso. Nos hubiera gustado estar una noche más para poder ver un espectáculo, lo que nos resultó gracioso porque fue el único destino en el que echamos de menos alguna noche más, al contrario de lo que todos nos decían.
Por último estuvimos en Punta Cana, donde pudimos descansar y disfruta de Isla Saona donde nos divertimos mucho, aunque el hotel en el que estuvimos tuvimos la sensación de que estaba muy orientado a gente joven con muchas ganas de beber, más que al concepto luna de miel. A todo esto debo añadir, que tengo una enfermedad que me impide desplazarme bien y no encontré dificultad en ninguna de las ciudades para poder disfrutarlas, sobretodo por lo bien organizado que estaba el viaje, adecuado a mis necesidades.
